Metodología del centro

¿Cómo trabajamos?

En nuestro centro no trabajamos con diagnósticos. Realizamos un tratamiento integral de los síntomas que presenta la persona para dar un tratamiento personalizado y adaptado a sus verdaderas necesidades, porque dentro de un mismo diagnóstico, por ejemplo, en el caso de las personas con un Trastorno del Espectro del Autismo (T.E.A.), los síntomas no son idénticos en todas ellas, ni se muestran con la misma intensidad. Tampoco lo son sus potencialidades ni sus circunstancias personales, factores, todos ellos, que influyen en su evolución en sentido favorable o desfavorable. 

 

En AVANZA no prejuzgamos las posibilidades de la persona ni sus aptitudes, incluso en el caso de que muestre unos síntomas muy aparatosos, porque debido a la experiencia, hemos aprendido que éstos no son buenos predictores del desarrollo posterior si se realiza una estimulación intensiva, sistemática y prolongada en el tiempo. Nuestro método se basa fundamentalmente en estos aspectos: 

  • Vinculación afectiva con la persona. 
  • Desarrollo de un hábito de trabajo (en el centro, el hogar y el centro educativo).
  • Estimulación cognitiva.
  • Estimulación de la comunicación y el lenguaje.
  • Desarrollo de la atención y la concentración.
  • Reconducción y moldeamiento de conductas.
  • Ejercicio físico a diario. Socialización.
  • Coordinación entre los distintos terapeutas, la familia y personal docente que atiende a la persona en los centros educativos.
  • Formación y orientación a las familias (que tienen el derecho a estar presentes durante las terapias).
  • Sin la presencia en la sala de la familia y su compromiso firme de llevar a cabo el programa de manera escrupulosa, es difícil conseguir una evolución positiva global de la persona y se hace muy descorazonador el proceso para las personas que lo aplicamos, porque hay que aunar esfuerzos y coordinarse, lo que en algunos casos es muy difícil debido a la dificultad para llegar a acuerdos.
  • Es importante sobre todo en el caso de moldeamiento y reconducción de conductas, creación de hábitos de trabajo y el proceso de enseñanza-aprendizaje, porque se tiende a infravalorar los potenciales de las personas. Por lo general la “etiqueta” estigmatiza y hace pensar a los docentes que no hay posibilidad de aprendizaje más allá de lo meramente asistencial. Debido a ello y por la creencia de que se debe centrar la enseñanza en el aprendizaje de aspectos “funcionales” se dejan de lado los que posibilitan en el niñ@ el desarrollo de las funciones cognitivas y de comunicación y lenguaje, entre otras, en un momento en el que el cerebro cuenta con una gran plasticidad y es posible a través de la estimulación, crear nuevas vías de conexión que le permitan adquirir progresivamente nuevas competencias, hábitos y adquisición de conductas socialmente aceptables.
  • Generalmente se tiende a ver todas las limitaciones que tiene la persona en lugar de partir de aquello que sí es capaz de hacer para conseguir el desarrollo de las potencialidades que no se aprecian a primera vista.
  • Es común pensar que las aptitudes con las que nace una persona son las que muestra y que poco se puede hacer para cambiarlas. Es por ello por lo que cientos de niñ@s son excluidos del sistema ordinario de enseñanza hacia modalidades de escolarización más restrictivas y segregadoras en las que se les priva de la posibilidad de regreso a las aulas ordinarias debido a que aunque el currículum, se prevea centrado en ámbitos de conocimientos, se centra la jornada escolar en actividades en las que poniendo como excusa la funcionalidad de los aprendizajes, descuidan aspectos cognitivos, de comunicación, conductuales y de socialización, con lo cual se condena a la persona de por vida a estar excluido, sin posibilidad de aprender a vivir en sociedad.
  • Cuando se hace una estimulación integral y se incluye a la familia en el proceso, se posibilita el abordar todos los aspectos del desarrollo de la persona de manera global y transversal, intentando no dejar de lado ningún aspecto (desarrollo cognitivo, sensorial, motor, comunicación y lenguaje, conductas adaptativas, desarrollo de hábitos de autonomía, socialización…) reconduciendo todos aquellos aspectos o problemas que puedan surgir.
  • Se da por sentado que las personas que no tienen herramientas para comunicarse, tienen una discapacidad psíquica. Esto es del todo erróneo y lo demuestra el hecho de que cuando se les entrena en el desarrollo de habilidades y la atención, enseguida comienzan a mostrar una mejoría en otros aspectos, como en la capacidad para comunicar, a nivel conductual…y estas competencias adquiridas sirven de base para la adquisición de nuevos aprendizajes. A medida que se avanza en la estimulación, mayor capacidad de aprendizaje.
  • La clave está en no mirar con pena a la persona, realizar un proceso de enseñanza-aprendizaje vicario, de manera que se le enseña a hacer las cosas por sí mismo, dando los apoyos necesarios y retirándolos de manera progresiva a medida que va desarrollando las competencias necesarias, se le exige, se le corrige y se le ayuda a adaptarse al entorno no excluyéndole, sino por el contrario permitiéndole que aprenda a vivir “viviendo”, llevando la vida que le corresponde de acuerdo a su edad, lo que le permite tener unos modelos de conducta adecuados, a la vez que se va educando a la sociedad para que respete el derecho de cualquier persona a tener un lugar activo dentro de la misma.
  • Cuando se diagnostica a la persona, se le adhiere una etiqueta que lo estigmatiza para el resto de su vida. Inmediatamente pasa a ser ciudadano de segunda categoría, prejuzgándose sus capacidades y relegándole a recibir migajas de buena voluntad por donde quiera que vaya. Las personas pasan a ser vulnerables. Su educación pasa a limitarse a la adquisición de hábitos de autonomía. Al segregarlos dejan de tener la posibilidad de crecer y educarse en entornos normalizados, con compañeros que apoyen su desarrollo y que les sirvan de modelos de conducta socialmente aceptables.
  • La máxima de muchos docentes respecto a las personas con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo es que “sean felices”. La felicidad es un concepto abstracto y subjetivo. Cualquier persona para sentirse bien necesita salir adelante en la vida y para ello se le debe exigir, corregir y potenciar sus aptitudes para que cuando llegue a la edad adulta pueda acceder a un puesto de trabajo, tener pareja, una vida lo más independiente posible y un papel activo en la sociedad en la que le ha tocado vivir.
  • Tratar a las personas con pena las discapacita y las relega a una vida ociosa y a una merma de sus capacidades, apartándole de la sociedad y relegándole a relacionarse exclusivamente con otras personas a las que también se han excluido.
  • Esto se puede evitar si se coordinan los esfuerzos entre la familia, los centros educativos y los terapeutas.

 

Nuestra metodología se basa en potenciar la evolución positiva de los aspectos alterados del desarrollo, de los síntomas, corregir las conductas desadaptadas, moldear conductas adaptativas para que sea capaz de adaptarse al entorno escolar y social y realizar una estimulación integral de todas las potencialidades. Ha de tener en cuenta:

 - De dónde parte el niñ@.

 - Buscar lo que sí es capaz de hacer.

 - Ayudarle a desarrollar estrategias que le sirvan para poder demostrar las competencias que va adquiriendo. - Crear un vínculo afectivo con él/ella. Educar a través de la bondad, pero con disciplina, sin pena y sin tomar el diagnóstico como excusa para aceptar las peculiaridades del niñ@ en lugar de moldear sus conductas. 

- Crear un hábito de trabajo. - Se trabaja el autoconcepto, la autoestima y la autorregulación de conductas y actitudes. 

- Ante la ausencia de prerrequisitos, se realiza un aprendizaje vicario, ofreciéndole las ayudas necesarias para poder adquirir poco a poco las competencias y retirándolas a medida que el niñ@ las desarrolla. 

- La familia debe estar presente durante la terapia para que aprenda cómo llevar a cabo la estimulación, reconducir o moldear las conductas y potenciar el desarrollo de habilidades cognitivas, de comunicación y lenguaje, motoras, de socialización y de autonomía personal. Es imprescindible la presencia de la familia en la sala para que pueda adquirir competencias que le permitan estimular de manera integral el desarrollo de su hij@. 

- A diferencia del paradigma imperante basado en la estructuración, nuestra metodología tiene como objetivo adaptar al niñ@ al mundo, flexibilizar su pensamiento, aprender a frustrarse, desarrollar la espera, diversificar sus intereses, aprender a relacionarse, adquirir conductas socialmente aceptables y competencias a nivel de autonomía. 

- Se da prioridad al lenguaje y a la comunicación como forma de estructurar el pensamiento, prevenir las conductas desadaptadas y expresión de sus sentimientos y necesidades, además de facilitar su aprendizaje y socialización. 

- Se prepara al niñ@ para que sea capaz de adaptarse al entorno escolar y afrontar los aprendizajes, por ello es imprescindible la coordinación con los centros educativos. Del mismo modo que existe una coordinación entre el equipo de trabajo que forman nuestras distintas terapeutas, de manera que los niños son tratados simultánea o correlativamente por cualquier persona del equipo en función de su evolución y necesidades. 

- Se busca el desarrollo progresivo de la atención y la concentración, necesarias para el aprendizaje. 

- Hay que respetar la latencia de respuesta (al recibir una orden o estímulo, el cerebro necesita tiempo para analizarla y devolver la respuesta adecuada). 

- Aprendizaje sin error. A diferencia de las teorías estructuralistas en las que no se debe frustrar al niño. Con paciencia se le corrige cada uno de los errores que comete, de manera que desde el principio del tratamiento se le entrena para hacer siempre las cosas de la mejor manera posible, creándose un hábito de trabajo y premiando el hacer las cosas bien. Así mismo la familia es entrenada para poder continuar la estimulación en los distintos entornos en los que esté con su hij@, con el mismo nivel de eficacia y de exigencia. 

-La metodología se va adaptando en función de la evolución. No todos reciben el mismo tratamiento ni de la misma manera porque cada persona tiene un estilo propio de aprendizaje y una particular manera de motivarse para que pueda avanzar en el desarrollo de sus capacidades y actitudes. 

- Todo el material que se emplea al inicio de la terapias es manipulativo, para que sea más fácilmente empleado y comprendido por los alumn@s ya que el nivel de maduración tanto a nivel cognitivo como motor no evoluciona al mismo tiempo ni de la misma manera en todos ellos. 

- Se emplean las ayudas visuales (fotografías) pero no se prejuzgan las peculiaridades de su pensamiento ya que no todas las personas, como por ejemplo, las diagnosticadas con un T.E.A., son pensadores visuales. Hay otro tipo de “pensadores” que emplean en los procesos cognitivos, patrones o palabras, por lo que no resulta conveniente generalizar e imponer las ayudas visuales a todos ellos. 

- En lectoescritura se emplean simultáneamente distintas metodologías (global, silábica, fonética…) para hacerlas más accesibles al estilo de aprendizaje propio de cada persona. Se presentan mayúsculas y minúsculas al mismo tiempo y se va progresivamente disminuyendo el tamaño de la letra y del reseguido hasta que se asemeje al empleado en los centros educativos, retirando las ayudas a medida que muestran suficiente madurez y son capaces de leer y escribir de manera independiente. 

- En cuanto a las Matemáticas se emplea material manipulativo para la adquisición del cálculo y los razonamientos matemáticos, sustituyéndolos por los materiales tradicionales en papel a medida que el alumn@ va adquiriendo las competencias necesarias para poder desempeñarse con la suficiente autonomía. 

- Se realiza de manera integral un abordaje de la estimulación cognitiva, las conductas y el hábito de trabajo procurando no descuidar ningún aspecto de aquellos considerados prerrequisitos por los centros educativos para que los alumn@s sean capaces de hacer frente a los aprendizajes y exigencias tanto del currículum escolar como las conductas de adaptación que se exigen. 

 

Consuelo C. Torres López

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